Los maestros que vigilan su instrucción sólo deberían abrirles las puertas ante extensiones irremediablemente liberadas de límites. El diploma que corona sus estudios debería conferir un solo derecho: el de traspasar el umbral.
Una vez finalizados sus estudios, descubrirán todas las dificultades. Titulares de un oficio o invención, pureza y calidad modelan el producto, virtudes que dependen del carácter. Se encontrarán, cada vez más, lanzados a la vida con sus luchas de vanidad, de ansia o simplemente de adversidad. Serán entonces el único artífice de su destino, en adelante, estarán solos. Su diploma no les otorga ningún derecho a participar en los trozos de una torta distribuida por el Gobierno. Evidentemente estoy hablando del tema que nos interesa: la arquitectura.
¡Fuera de ella, bien pueden "hacer negocios" y "triunfar"!
Le Corbusier "Mensaje a los estudiantes de arquitectura"
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